

Articulo Publicado por Nuria Triguero en el Diario Sur de Málaga, el 2 septiembre 2019.
Hicosol, la empresa malagueña que enfría los ‘cubatas’ de media España
La compañía, que produce más de 60.000 toneladas al año, cuenta con una patente de prensado de hielo que le permite generar los cubitos más rápidamente y que éstos tarden más en derretirse.
«El hielo no tiene valor añadido, al pedir un ‘cubata’ nadie pide que sea de esta marca o de la otra… Ahora, que si se acaba el hielo, se acaba la fiesta… ¡Qué digo, se acaba el mundo!». De esta manera resume los intríngulis del negocio del hielo Manuel Bustos, el principal accionista de Hicosol, la empresa que presume de liderar la producción a nivel nacional con una capacidad de 350.000 kilos al día. Un negocio «muy complicado», asegura, porque sufre vaivenes en la demanda que responden tanto al clima como a la economía; y porque para tener éxito hay que ser barato pero «ante todo, fiable». Nadie perdona quedarse sin hielo en mitad de una fiesta, ni en mitad del verano.
Los refrescos y cubalibres que bebe media España se enfrían con cubitos salidos de las fábricas que tiene Hicosol en Málaga y Valencia. La empresa se disputa el liderazgo con Procubitos, que tiene su principal planta productiva en Ávila, pero Manuel Bustos asegura que ellos producen más hielo. En total, esta compañía malagueña supera las 60.000 toneladas anuales, entre los cubitos (que rondan las 50.000) y las escamas, destinadas sobre todo a la conservación de pescado, aunque en los últimos años también para la elaboración de mojitos y otros cócteles.
Patente malagueña
Precisamente la fabricación de hielo en escamas fue el origen de Hielos Costa del Sol, que fue fundada como SL en 1988 por el padre de Manuel, aunque no empezó a funcionar hasta 1992. Entonces todo el hielo que producía se vendía a granel a los barcos pesqueros del Puerto de Málaga. Allí sigue instalada la fábrica más antigua de la empresa, dedicada exclusivamente a las escamas. Ya entrada la década del 2000, Manuel compró a su familia su parte de la compañía y se quedó como accionista único (después entraría otro minoritario). Y en 2007 emprendió la gran revolución de Hicosol, la que la llevaría a liderar su sector: inventó una nueva manera de producir los cubitos, prensando el hielo. «Es una patente 100% malagueña que nos hace ser más rápidos y más baratos… y que el hielo dure más», asegura Bustos. Cada una de las cuatro máquinas que tiene la empresa con esta tecnología es capaz de sacar 2.000 cubitos por minuto. «Lo descubrí por casualidad: me di cuenta de que el hielo que quedaba prensado durante el proceso de fabricación tardaba más en derretirse. Un ingeniero me explicó por qué: en medio de cada cubito se crean microburbujas de aire que ralentizan el paso de sólido a líquido», cuenta. Para desarrollar aquellas nuevas máquinas y poner en marcha una fábrica dedicada sólo a cubitos, en el polígono El Viso, realizó una millonaria inversión que fue arriesgada, pero mereció la pena: en pocos años Hicosol se expandió a toda España. «Y eso que mi padre decía que con el muñeco de nieve que puse de logotipo en las bolsas no iba a llegar a ningún lado», recuerda sonriendo.

Manuel Bustos, en su fábrica de El Viso.ÑITO SALAS
Ya en 2014, ante la necesidad perentoria de aumentar la producción, Hicosol compró una empresa rival en Valencia (Guadafret), en cuya fábrica implantó también su tecnología. Las bolsas del muñeco de nieve llegan hoy a todos los supermercados Lidl, El Corte Inglés y Maskom de España, los Mercadona de la zona Sur, los Carrefour de Andalucía, Cataluña y Levante, los Aldi de Andalucía, mil gasolineras de Repsol, otro medio millar de Cepsa… a los que hay que sumar miles de comercios y restaurantes que se abastecen de Hicosol a través de distribuidores.
24 horas, 7 días
Con el tiempo han cambiado los canales de venta, pero a Hicosol le da lo mismo: el hielo sigue siendo un producto básico, una ‘commodity’. «Ahora venden más las tiendas de chinos porque son más baratas que las gasolineras», afirma. Cuando empezó la crisis notó también un vuelco en la composición de sus ventas: menos bolsas destinadas a hostelería y más destinadas a los hogares. «La gente sigue tomándose los mismos cubatas, sólo que cuando hay dinero se los toman fuera y cuando no, en casa», sentencia. Lo que sí hace bajar o subir la cantidad total de hielo que se consume es la temperatura: «Por cada bolsa que vendemos en invierno, vendemos siete en verano». De hecho, durante los meses de estío las tres fábricas de Hicosol funcionan 24 horas, siete días a la semana, y aun así no es suficiente: la empresa guarda para el verano parte de lo que fabrica en temporada baja. Por eso su plantilla oscila tanto: pasa de unas 30 personas en invierno a 80 en verano.
Hicosol facturó el año pasado más de 6 millones de euros y este año prevé crecer «entre un 30 y un 40%», según Bustos, gracias, entre otras cosas, a la apertura de sendos almacenes de hielo en Madrid y Barcelona, que le han permitido potenciar la distribución en estas dos grandes ciudades. La compañía tiene 13 tráilers propios que utiliza para llevar el hielo a todos los rincones del país. También en barco viaja su producto, por ejemplo, a las Islas Baleares.
Tras destinar 13 millones de euros a inversiones para mejorar su capacidad de fabricación en los últimos años, la compañía acusa ya la falta de espacio productivo y logístico en Málaga. Sin embargo, su dueño no tiene grandes esperanzas de solucionar este problema a corto plazo por la escasez de suelo industrial y los altos precios que hay, tanto en la capital como en Antequera. «Nos harían falta 10.000 metros cuadrados de fábrica», apunta.

Proceso de fabricación del hielo. /ÑITO SALAS
Ingrediente único: agua del grifo
¿De qué están hechos los hielos de Hicosol? Obviamente, de agua. No hay ningún aditivo en los cubitos: solamente agua del grifo, de la red municipal, sometida a un proceso de osmotización que garantiza que la materia prima siempre tenga la misma composición. Por eso, pese a la falta de espacio productivo que sufre, la compañía no puede plantearse mudarse a cualquier polígono del interior de la provincia, por ejemplo. «Necesitamos un suministro de agua constante y sin fallos», apunta su máximo accionista, Manuel Bustos. El otro ‘ingrediente’ para fabricar su producto es el frío, que se genera en unas máquinas alimentadas con amoniaco.